
Tu niña interior no es solo un recuerdo, es una parte activa de ti cuando hablamos de la niña interior, no nos referimos a la infancia como una etapa que quedó en el pasado, sino a una dimensión emocional que sigue viva en nuestro presente.
Por Adriana Reid
En nuestra exploración del cuerpo emocional como base de nuestra salud integral, este mes nos adentramos en un territorio fundamental: la relación con nuestra niña interior.
A lo largo de la vida, aprendemos a desempeñar múltiples roles: profesionales, parejas, madres, líderes. Nos adaptamos a las expectativas externas y, en el camino, dejamos atrás una parte esencial de nosotros: esa niña que alguna vez fuimos y que sigue presente en nuestras reacciones, miedos y deseos más profundos.
Si alguna vez te has sentido incapaz de poner límites, de recibir amor sin condiciones o de confiar plenamente en la vida, es posible que tu niña interior aún esté esperando ser escuchada.
Tu niña interior no es solo un recuerdo, es una parte activa de ti cuando hablamos de la niña interior, no nos referimos a la infancia como una etapa que quedó en el pasado, sino a una dimensión emocional que sigue viva en nuestro presente. Es la parte de nosotros que siente miedo al rechazo, que busca validación o que, por el contrario, aún conserva la capacidad de asombro y creatividad.
Señales a considerar
Nuestra relación con esa parte interna define en gran medida cómo nos relacionamos con los demás y con nosotras mismas.
Pon atención a estas señales:
¿Te exiges demasiado y sientes que nunca es suficiente? Tu niña interior pudo haber aprendido que el amor se gana con esfuerzo.
¿Te cuesta poner límites por miedo a ser rechazada? Tal vez en tu infancia, complacer a los demás era la mejor forma de sentirte segura.
¿Sientes culpa al priorizarte? Es posible que hayas crecido creyendo que cuidar de ti misma era egoísta.
Si algo de esto resuena contigo, no es casualidad. Es una invitación a observar tu interior con compasión.
Sanar no es revivir el dolor, es integrarlo
A veces, evitamos conectar con nuestra niña interior porque creemos que implica revivir heridas. Pero sanar no significa quedarnos atrapadas en el pasado, sino integrar esas experiencias con la sabiduría del presente.
Reconciliarte con tu niña interior no es un acto de nostalgia, sino un camino hacia la autosuficiencia emocional. Cuando aprendes a atender sus necesidades, te das permiso de vivir sin la carga de viejos patrones.
Para tu caja de herramientas
Te comparto algunas prácticas que pueden ayudarte en este proceso:
- Escúchala con atención – Dedica unos minutos al día a escribir o meditar sobre cómo se siente tu niña interior. Pregúntale qué necesita y obsérvate sin juicio.
- Valida sus emociones – No minimices lo que sientes. Si en la infancia no aprendiste a expresar emociones libremente, ahora puedes darte el permiso de hacerlo.
- Recupera la alegría espontánea – Haz algo que disfrutabas cuando eras niña: pintar, bailar, jugar. Date permiso de disfrutar sin propósito.
- Habla con amabilidad – Si te descubres criticándote con dureza, pregúntate: ¿Le hablaría así a una niña? La autocompasión es clave.
- Construye seguridad interna – Recuérdate a diario que eres suficiente tal como eres, sin necesidad de probar tu valía.
El trabajo con tu niña interior no es un ejercicio simbólico, sino una herramienta poderosa para vivir desde el bienestar y la autenticidad.
Si quieres explorar este proceso con mayor profundidad, escríbenos a info@be2be-coaching.com con el asunto: “Quiero suscribirme/abril2025” y recibe de regalo tu Guía de Reconexión con tu Niña Interior.
Este mes, date el permiso de observar esos pedacitos de tu historia con los ojos de aquella niña que solo quería ser vista, escuchada y amada. Obsérvate, escúchate y ámate.