La clave para una buena relación de pareja y una buena vida es poder mantener ese equilibrio entre lo que hago para mí y lo que hago para la relación. Si tengo ambas claras y llego a acuerdos razonables sobre qué, cuándo, cómo y con quién viviremos nuestra zona de pareja, no habrá motivo para quejarse nunca más de que no se dan tiempo

Por David Sotelo Felix

 “Somos como roomies. Cada quien anda en lo suyo, ocupados todo el día y terminamos muertos por la noche. Cuando por fin llega el fin de semana o algún puente o día festivo, se aprovecha para visitar o recibir amigos o familia o llevar a los niños a algún parque de diversiones. No recuerdo la última vez que salimos solos, a tener una noche romántica o divertida de pareja”. ¿Te resulta familiar? Si eres casado y con hijos pequeños (y no tan pequeños) estos comentarios seguramente han salido de tu boca, de tu pareja o de alguien muy cercano. Es todo un reto en el mundo de los miles de compromisos y actividades el darse tiempo, ya no digamos de calidad, ¡tiempo! ¡Punto!

Uno de los motivos por los cuales se nos complica de sobremanera el invertir tiempo a la relación de pareja se debe a que México es uno de los países con las más amplias jornadas de trabajo. Agrégale que en las ciudades grandes del país el tráfico nos lleva a perder horas semanales que bien podríamos estar usando para la convivencia matrimonial.

Estos tiempos reducidos y distancias mayores también contribuyen a que sea mayor el tiempo compartido con compañeros de trabajo y se extienda a actividades de tomar los alimentos juntos y a veces el coctel después del trabajo también. Resultado: aún menos convivencia familiar y de pareja.

 

Qué podemos hacer

¿Qué hacer entonces ante este estado de cosas? ¿Habrá manera de agregarle horas a las 24 de cada día? ¿Cómo vencer el desafío del tedio, rutina y hasta aburrimiento que implica una relación a largo plazo?

  1. RECONOCE Y ACEPTA

Reconoce y acepta que sí, una relación matrimonial necesita actividades de mantenimiento y estimulación. Si crees que en la etapa del cortejo y noviazgo quedó todo ese esfuerzo de agradar y atraer a tu pareja, te tengo noticias: es un trabajo que nunca termina. Al menos no totalmente.

Es verdad que la fase de enamoramiento es al inicio y sí termina, pero no la de tener gestos, atenciones, detalles, romance y pasión en la relación. Quizá no con la intensidad y novedad de una relación joven, pero si con el amor profundo de uno al otro adquirido con los años.

Tu pareja no es una presa que capturas al inicio y ya no hay nada más que hacer. Es un ser inquieto, con gustos e intereses, con apetito sexual y deseos y aspiraciones de otros índoles también. Lo contrario a aburrimiento es estimulación. Mantenernos interesados uno en el otro implica, nos guste o no, mantenernos interesantes, atractivos, positivos… Todo ofrecido en una base de amabilidad y respeto, demanda de nosotros un poco de esfuerzo e imaginación constantes. Implica también tener claro que la relación requiere de una reciprocidad en la que no estamos solo para dar o solo para recibir.

  1. LA ZONA DE PAREJA

La zona de pareja tiene que establecerse, esto significa que tanto las actividades como los días y horarios del tiempo compartido tienen que ser acordados y asumidos por ambos. Si les funciona establecer un día y horario para su salida semanal de pareja, adelante. Podrían decidir incursionar en alguna actividad juntos, una clase, una agrupación, un deporte, etc. Las actividades familiares (cuando se tienen hijos) también pueden estar en la zona del “nosotros” porque son cosas que hacen juntos con sus hijos, pero cuidado, no todo en plan familiar. Es importante mencionar que lo que ustedes elijan tiene que ser algo que convence a ambos, cosas con las que desean auténticamente comprometerse los dos.

  1. LA ZONA INDIVIDUAL SE CULTIVA Y SE RESPETA

Además del tiempo laboral, tendrá que haber horas diarias y semanales en las que cada uno dedique tiempo a actividades personales en las que la pareja no participará, esto podrá incluir visitas y actividades con la familia de origen de cada uno, amigos que no son de la pareja, intereses individuales de esparcimiento, deporte, culturales o profesionales y emprendimientos.

Es mucho lo que generalmente abarca la zona individual. De hecho, para la mayoría de la gente es más el tiempo que se pasa en la zona individual que en la de pareja. De ahí que sea clave que lo que te diseñes en tu área individual tiene que ser algo que te satisfaga profundamente, esto permitirá no ser una pareja dependiente y hambrienta de estimulación, lo que, a su vez, termina convirtiéndose en reclamos, posesividad, celos y control hacia el otro.

Tu tiempo individual tiene que resultarte agradable, productivo, con variantes que te mantengan a salvo del aburrimiento, pero este espacio te toca crearlo a ti y no a tu pareja. Entonces la pregunta a responder aquí es: ¿me hago la vida lo suficientemente interesante como para no estarme colgando de mi pareja, demandándole atención y entretenimiento constante? ¿Me cultivo en mi tiempo personal, así como para tener algunas novedades de que platicar? ¿Tengo familia y amigos con quienes satisfacer mis necesidades de compañía, diversión, intimidad y apoyo emocional, estimulación intelectual? En resumen, ¿tengo claro que la vida no empieza y termina solo en la relación de pareja y se nota esto en mi estilo de vida?

 

A final de cuentas la clave para una buena relación de pareja y una buena vida es poder mantener ese equilibrio entre lo que hago para mí y lo que hago para la relación. Si tengo ambas claras y llego a acuerdos razonables con mi pareja sobre qué, cuándo, cómo y con quién viviremos nuestra zona de pareja, no habrá motivo para quejarse nunca más de que no se dan tiempo, pues este habrá aparecido no por arte de magia, sino como resultado de realmente valorar el tiempo juntos y proceder a gozarlo. Te deseo como siempre, lo mejor.

 

*El autor es orientador de parejas y adultos.

 

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