Tener una mascota en casa es una responsabilidad enorme porque implica su salud física y mental. Aunque no lo creas, los perritos viven todas las emociones que tú y yo experimentamos; miedo, dolor, tristeza, alegría, pero también estrés

Por Psic. Gabriel Bello
Faltaba un mes para su cumpleaños, los padres aún no tenían elegido el regalo que le darían por sus 14 años de vida, pensaban cambiarle el celular por uno más moderno, pero Jorge tenía otros planes, él quería una mascota.

Se propuso convencer a sus padres, ya que ellos estaban totalmente negados a regalarle un perrito, mamá decía que sería muy buena ayuda emocional para Jorge, que le daría compañía porque se la pasaba solo toda la tarde, y que lo despegaría de los videojuegos; el papá pensaba diferente, él se enfocaba en lo poco responsable que era su hijo en otras actividades como tender su cama y hacer la tarea.

Después de algunos días de pensarlo y con la insistencia de Jorge, decidieron comprarle el perrito; lo manejaron como el regalo por su cumpleaños.

Cuando le dieron la mascota, también hablaron de las condiciones para tenerla en casa, entre ellas: entrenarla para que hiciera sus necesidades en un solo lugar, sacarla a caminar y alimentarla adecuadamente; Jorge dijo que sí, y hasta quería firmales su compromiso.

Un año después, la realidad es otra
Nadie quiere al perrito porque es muy latoso, ladra todo el tiempo, muerde los zapatos, nadie quiere limpiar las cacas que están regadas por toda la casa; huele mal porque nadie lo baña.

Cuando sus padres lo amenazan con darlo en adopción, Jorge les suplica que no lo hagan, que ahora sí se aplicará, pero ese “compromiso” le dura solo un par de días.

Estimados padres, déjenme decirles algo, esta es una historia que se repite en muchísimos hogares: cuidadores irresponsables y mascotas padeciendo la mala atención.

¿Por qué pasa esto?

Se piensa solo en el bienestar de tener una mascota en casa, en el beneficio que traerá a la persona o a la familia, pero no se piensa en el bienestar de perrito (o gatito).

Tener una mascota en casa es una responsabilidad enorme porque implica su salud física y mental. Aunque no lo creas, los perritos viven todas las emociones que tú y yo experimentamos; miedo, dolor, tristeza, alegría, pero también estrés.

Un perrito se acostumbra a todo, hasta al maltrato de comer solo una vez al día, y no se vale.

Solo en su alimentación se debe tener en cuenta:
– Horario para comer
– Mínimo dos veces al día
– En cantidades apropiadas
– Alimento balanceado

Pero hacemos lo contrario: Come cuando te acuerdas, come lo que sobra de tu comida, o le dejas la bolsa de croquetas para que él se vaya alimentando cuando tenga hambre, le pones agua en un traste y le vuelves a poner hasta que se la acaba, no importa si pasan días. Esto no es un trato responsable.

Un perrito requiere:
Además de darle de comer adecuadamente
– Estar identificado (llevar su nombre)
– Tener todas sus vacunas
– Estar desparasitado cada que lo requiera
– Tener sus visitas médicas frecuentes (veterinario)
– Ejercitarlo mínimo 30 minutos al día, sacándolo a caminar con su correa y recogiendo sus heces.
– No golpearlo, no asustarlo, no acerrarlo en espacios pequeños.
– Darle un trato amoroso como a cualquier otro miembro de la familia, y premiar su buen comportamiento.

Cuando tu hijo te dice “cómprame un perrito y yo me haré cargo de él”, cuidado, está actuando bajo una emoción y tú terminarás cuidando a ese perrito.

Espera un momento…

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