En esta vida queremos dar, ser útiles, sentir nuestro efecto en alguien, ¡instálate de nuevo! porque la creencia de no poder ser feliz sin hijos es falsa, lo único cierto es que la carga emocional que ahora como mamá toca poner, es la del ejemplo de fluir a pesar del paso natural de todo

Por Maru Lozano

 A través de estas líneas quiero decirte a ti, mamá, que has visto partir a tus hijos lo siguiente: ¡No imaginas el significado que tienes!

Si ya los hijos no están, sé perfectamente que te sientes sola, que de repente ha sido duro resignificar tu existencia, que reagendar y activarte es difícil porque la motivación está por los suelos.

Aunque tengas ocupaciones, aunque seas productiva, si los hijos no están se siente frío, el eco del lugar rebota con fuerza el vacío real. Si en las fiestas y celebraciones, como esta vez en mayo, de repente te dejan con confianza hasta el último o simplemente recibes una rosa animada en mensajito, se traga en seco.

De repente hay que acomodar que ahora no eres la cuidadora principal y el estar sola puede convertirse en “desolación”.  Dicen que se va sanando poco a poco y que si tenemos una comunicación constante con los hijos, cicatrizaríamos mejor.  Solo que punza cuando cada vez los mensajes son más esporádicos y las contestaciones más cortitas.  

Duele saber que prefieren pasar un domingo viendo series en sus casas a visitarte. Pero quiero decirte que si todo esto te está pasando, eres digna de felicitar.  Cada instante en que la mamá se vuelve innecesaria en la rutina de los hijos, es signo de que los formaste muy bien para la vida, si son independientes y gustan de hacer mil cosas, es síntoma de que les diste seguridad, herramientas y bríos para salir adelante.

Lo que no sabías quizá, es que eres tan importante en sus vidas que, saben que estás ahí.  Para ellos y en sus mentes, ¡estás siempre!  Como ese niño que se echaría un clavado a la alberca y gritaba: “Mira mami… ¿me viste? ¿Cómo me salió?”  Nada más importante que tú asintiendo con la cabeza, aplaudiendo y sonriendo.

Así ahora, cuando te vean, siempre estarán esperando que los apruebes, los animes y los mimes.  Ya toca dejar de juzgar si subieron de peso, si realizan ciertas actividades, si gastan, si hablan de cierta manera, etc.  Toca instalar en sus mentes que ahí estás a la puerta y al teléfono para cuando ellos necesiten y quieran.  Es tan importante saber que mamá está ahí, si así no fuera, ellos no harían todo lo que hacen.  Su seguridad es saber que existes y que estás ahí.

 

Un rol sin reclamos

Intenta entonces asumir tu rol sin reclamos ni exigencias para que te vuelvas simplemente adorable y goces cuando ellos te busquen.  Cuando noten que no estás sobre ellos, se les hará raro y ellos mismos te procurarán.

Cuando te pregunten cómo estás, contesta lo que has hecho, leído, etc. es terrible cuando la mamá contesta: “Pues aquí, sola, ¿cómo quieres que esté? Ni te enteraste que me enfermé… Aquí todo igual, ¡qué milagro, hasta que te acuerdas que tienes madre!”  Mejor experimenta el gozo de recibir su llamada, su visita, de verle, de oírle… Pregunta cómo está, qué ha hecho… Permite que te cuente.

Si no haces nada, si no compras un buen libro, si no te actualizas, no podrás contestar con buenos argumentos ante ningún encuentro.  Así que manos a la obra.  Otra cosita que puedes hacer es incorporarte en un lugar donde puedas ayudar, una Organización, Fundación, Casa Hogar, etc. 

En esta vida queremos dar, ser útiles, sentir nuestro efecto en alguien, ¡instálate de nuevo! porque la creencia de no poder ser feliz sin hijos es falsa, lo único cierto es que la carga emocional que ahora como mamá toca poner, es la del ejemplo de fluir a pesar del paso natural de todo. Es normal extrañar, pero no paralizándote.  Tantos que necesitan de ti porque eres importante. Lo que hagas ahora, seguro lo imitarán.

Un abrazo al corazón, ¡felicidades mamá grande!

 

Espera un momento…

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