La tijuanense hizo historia al nadar en aguas abiertas los 20 puentes de Manhattan en el río Hudson 

Por Mónica Márquez 

Originaria de Tijuana, orgullosa mamá de dos hijas, campeona de natación desde su juventud, excelente ortodoncista, nadadora de aguas abiertas, nos referimos a Ivett Valle Gutiérrez, una mujer de retos, amante del agua y adicta a la natación.

Su pasión por la natación inició desde que tenía 6 años; en ese tiempo, también tomaba clases de ballet, pero muy pronto se dio cuenta que lo suyo era dar brazadas junto a “los grandes” en el Club Campestre.

“Empecé en el pre-equipo desde chiquita, yo le decía al entrenador que quería nadar con los grandes y no con los chiquitos; por más que me explicaba, yo no entendía de razones. Empecé a quedarme a entrenar con los grandes, me mandaban a un carril al final, los trataba de alcanzar y lloraba porque no los alcanzaba. Chiquita, llegó el momento que nadaba como los grandes, ya estaba en sus carriles”, recordó Ivett, quien actualmente tiene 52 años.

Así fue el inicio de esta gran carrera de natación, la cual la llevó a representar a Baja California en 14 nacionales, donde fue campeona nacional en 100 metros dorso y 50 metros dorso, así como 100 metros libre por varios años, además de obtener récords nacionales, récord absoluto y récord mexicano en 100 metros dorso y 50 metros dorso.

“Mi trayectoria me llevó a un centroamericano y a algunas competencias de nivel internacional, donde di el tiempo en 100 metros dorso para la olimpiada de 1988 en Seúl. Como todo deportista, mi máximo sueño era ir a la olimpiada”, compartió.

La triste historia

“La natación marcó mi vida, no fui una niña normal, no iba a pijamadas, a quince años o a fiestecitas porque tenía que entrenar, pero lejos de eso si yo sacaba una mala calificación, mi castigo era: “no vas a ir a entrenar”… Siempre he sido ultra apoyada por mis papás (Irene Gutiérrez y Marco Antonio Valle), en especial por mi papá. 

“Mi vida era levantarme a las 4 de la mañana, irme a entrenar dos horas, de ahí me iba a la escuela y llegaba con mi maleta de natación y colgaba mi traje de baño y mi toalla en el salón de clases; de ahí salía a comer y otra vez me iba a entrenar otras dos horas más y una hora de ejercicio. Aquí no había descanso, todo era por alcanzar mi sueño de ir a las olimpiadas”, expuso la campeona de natación.

A los 17 años, un suceso marcaría su vida deportiva. “Fui a un selectivo para nacional de Estados Unidos y ahí di el tiempo para la olimpiada en México de 100 metros dorso, pero no me lo tomaron en cuenta; fui a Veracruz al selectivo para la olimpiada, nadé en la eliminatoria, pasé en primer lugar. En la final, la triste historia es que no di el tiempo, me faltaron dos segundos… Lloré muchísimo, porque quería verlo palpado en mis metas, soñaba con ir a las olimpiadas. Ahí es cuando digo: “ya no voy a nadar”.

A partir de esto, Ivett dejó muchos años de nadar, entró a la universidad a estudiar odontología y posteriormente, en la Ciudad de México cursó la especialidad en ortodoncia. Años después, nacieron sus dos mejores bendiciones: sus hijas Ana Paula y Viviana.

Nadar como terapia

Definitivamente, Ivett ama nadar y prueba de ello es que sin estar muy convencida participó en algunas competencias y ganó, pero ella necesitaba algo que requiriera más esfuerzo físico y mental, por lo que se inscribió a un triatlón, pero faltando un mes tuvo una fractura del labrum, aunque eso no le impidió participar.

“Cuando terminé, no podía ni respirar, empecé a llorar… Es muy difícil explicar la emoción que sientes cuando cumples algo que te costó mucho trabajo y el ver a mis hijas echándome porras es lo mejor. Sé que no gané un campeonato mundial, simplemente es el hecho de poder hacerlo a cualquier edad, y no solo yo sino cualquier persona”, compartió emocionada.

Dijo que luego tuvo situaciones difíciles en su vida , por lo que le aconsejaron volver a hacer lo que un día le apasionó, por ello regresó a nadar pero a aguas abiertas.

Su primera competencia de nado en aguas abiertas fue en el 2021 en el cruce de Cancún a Islas Mujeres, 10 kilómetros de braceos, 2 horas 55 minutos sola contra el mar que la hizo subir al podio en tercer lugar.

Ella quería ir por más, así que se puso la meta de nadar atravesando los 20 puentes de Manhattan en el río Hudson y fue el pasado 2 de septiembre de 2023 cuando nadó 48.5 km durante 7 horas 50 minutos alrededor de la isla de Manhattan en Nueva York, y a pesar de que se le presentaron dificultades durante ciertos lapsos nunca se rindió, poniendo así en alto el nombre de México.

“Para el 11 de agosto del 2024 nadaré en  el canal de Catalina, el cual es de 32.5 km a temperaturas de 16°C a 18°C, lo que lo hace un nado mucho más difícil y extremo, incluyendo la fauna marina. Este nado es de noche y se nada alrededor de 12 a 14 horas. Para el 25 de septiembre de 2026, haré el cruce de Inglaterra a Francia 33 km ( canal de la mancha )”, adelantó.

 

Dejando un legado

Para Ivett, la natación representa su vida, es lo que le ha permitido ser lo que hoy es: una mujer disciplinada, responsable, constante, organizada y competitiva, además de dejarle muchas enseñanzas, experiencias de vida y amistades.

“No solo es dejar un legado en mis hijas, sino trascender en algo bueno para mi salud y bienestar. Quiero dejarles una mejor versión de mí. 

“Mi mayor satisfacción es saber que soy capaz de lograr lo que me propongo”, finalizó.

En breve

Artículo indispensable: traje de baño

Libro favorito: El testamento de John Grisham

Música favorita: Fonseca

Mayor debilidad: que me traicione la mente

Mayor fortaleza: ser disciplinada

Espera un momento…

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