El amor de padres e hijos es incondicional, no importando cuál sea su comportamiento, dile todos los días” te amo”, lo que significa para ti tenerlo en tu vida, déjale saber de otras formas, cuánto lo amas.

Por Gabriel Bello
Durante la infancia, los hijos admiran a sus padres porque ven en ellos, seguridad, protección, refugio, placer… Los padres para el bebé son su primer canal de comunicación para atender sus necesidades; para él, sus padres son todo, son los seres más admirables que existen, pero la admiración se va desvaneciendo cuando el hijo pasa a la etapa preescolar, donde las exigencias tanto de la miss como de mamá, no son aceptadas del todo bien por el niño.

Obedecer, respetar a sus compañeros, trabajar en clase, esperar su turno, respetar las pertenencias de los demás, etc., es nuevo para el niño, porque ha estado creciendo en un mundo acondicionado a sus necesidades y placeres, su entorno cercano se lo refuerza día a día, “lo que el niño pida” (hermanos, padres, tíos, abuelos, etc.), y cuando llega a casa y acusa a su miss, se decepciona cuando escucha a mamá diciéndole: “hazle caso a tu miss”.

Aquí comienza el intenso trabajo de ser padres: enseñar a los hijos a desarrollar habilidades hacia el deber, hasta que maduren. Dedicamos buena parte de nuestro tiempo, en suplir sus necesidades básicas: casa, vestimenta, escuela, salud, bienestar en general, nos enfocamos en trabajar para sacarlos adelante y así se nos va la vida.

Cuando llegamos a la tercera edad, reaparece la admiración, pero una admiración de luchones y sacrificados.

Cuando en terapia le pregunto a un adulto ¿cómo fue la relación con tus padres? “Buena, mi papá siempre trabajando, llegaba a casa hasta la noche, cenaba y a dormir, y con mi madre todo se resumía en “pórtate bien, acomídete y haz tarea”.

Hazte admirar

Cómo lograr ser un padre o una madre que cuando tu hijo tenga que dar una descripción de tu estilo de crianza pueda decir: sabe escuchar, se abre a la negociación, regaña sin humillar, siempre está dispuesta a enseñar, aunque ya me lo hayas repetido muchas veces, siempre un beso, si dice no, es ¡no!, y lo que más me gusta de mis padres es que si me tropiezo, me ayudan a levantarme. Papá, mamá, modifica tu estilo paterno para que la admiración no se interrumpa.

Te dejo tres estrategias para lograrlo

1. LA ADMIRACIÓN SE CONSIGUE, NO SE CONDICIONA EL AMOR
Error si piensas que el amor se gana: “te quiero porque eres un buen niño”, o “estoy orgullosa de ti porque te portas genial”, y “ya no te quiero porque la miss me dijo que te portaste mal”.  Cuando van creciendo y se convierten en adolescentes, el daño es más grande cuando condicionas el amor.
El amor de padres e hijos es incondicional, no importando cuál sea su comportamiento, dile todos los días” te amo”, lo que significa para ti tenerlo en tu vida, déjale saber de otras formas, cuánto lo amas.

2. LA ADMIRACIÓN SE CONSIGUE, DÁNDOLE UN TRATO RESPETUOSO EN TODO MOMENTO
– El respeto está ligado al amor, y también lo condicionamos; el respeto es un valor que se enseña modelándolo. 
– No reacciones de la misma manera cuando te ha faltado el respeto, deja que se tranquilice y después platicas con él sobre la falta de respeto que te hizo con su comentario. 
– Enseñas mucho más manteniéndote en control que reaccionando impulsivamente.

3. LA ADMIRACIÓN SE CONSIGUE, MODELANDO UN COMPORTAMIENTO CONGRUENTE
– Los niños y adolescentes necesitan padres que tengan carácter, respetuoso, amoroso, pero firme, de una sola palabra.
– Si dijiste ¡sí! o ¡no!, mantente en esa decisión firme, porque estarás fortaleciendo tu autoridad. Por ejemplo: si le diste permiso para ir al cine o a una fiesta y resulta que te enteras que está reprobado, debes mantenerte en ¡sí te doy permiso! Además de la admiración que tu hijo tendrá hacia ti, sabrá que tienes palabra.

El autor es psicólogo.
Ced. 6357192

 

Espera un momento…

0