“La agricultura regenerativa es un tipo de agricultura en la que se trata de combatir los efectos del cambio climático, la disminución de materia orgánica y la disminución de biodiversidad que se empieza a ver a nivel mundial”

Por Ana Laura Martínez

 

Estamos en un sistema global de incertidumbre aún y de cambio de paradigmas, de los que hablando de salud planetaria todos estamos involucrados. 

Cada vez aprendemos más de la cultura del vino, compramos vía internet, hacemos enoturismo como sinónimo de escapada o marco para eventos como bodas, pedidas de mano, preguntamos ya no solo la variedad de uva con la que se hizo el vino, sino si está el viñedo alineado con el cuidado del medio ambiente y si hay trato justo a quienes trabajan en ello. No cabe duda que estamos en otra etapa del vino. 

Ya no solo escuchamos si el vino es de agricultura orgánica, biodinámica, natural, cada vez está más el tema de que se elabore vino regenerativo. 

 

Regenerando la naturaleza

Regenerar la naturaleza entorno al viñedo y al ecosistema. Un país que está haciendo esto es Argentina. 

“La agricultura regenerativa es un tipo de agricultura en la que se trata de combatir los efectos del cambio climático, la disminución de materia orgánica y la disminución de biodiversidad que se empieza a ver a nivel mundial”, explicó Franco Bastías, ingeniero agrónomo de Domaine Bousquet, bodega mendocina pionera en estas prácticas.

“Lo que tratamos es de regenerar el ambiente y que nuestra actividad no disminuya y no perjudique la biodiversidad, la materia orgánica y la riqueza ambiental que tenemos naturalmente en cada uno de los ecosistemas”, agregó.

Si bien pareciera una mirada filosófica, existencialista, es una realidad urgente. La reconexión con la Tierra sin afectar a las generaciones venideras es tarea de todos. Para que los que hoy disfrutamos del vino, permitamos que los que vienen detrás de nosotros también lo hagan. 

La agricultura regenerativa viene de un concepto mucho más global que por ejemplo biodinámico, orgánico, natural, viene de la permacultura, y se basa en tres pilares: primero, cubrir los suelos del viñedo con coberturas vegetales; segundo, plantar árboles dentro de las parcelas; tercero, evitar el monocultivo.

Esperamos ver en nuestros valles de la misma manera que las hileras de vides, árboles frutales que se conviertan en refugio de aves y atraigan una mayor diversidad de insectos. 

Sabemos que los árboles son esos seres mágicos, cuya sabiduría tiene tanto que enseñarnos “entre raíces”, y cuando escuché a la enóloga de Cheval des Andes*, Rosario Toso, decir que:  “El objetivo es que las raíces de los árboles, las de las coberturas de los suelos y las de las vides se empiecen a comunicar a través de un sistema radicular del que participan unos hongos que son importantísimos en nuestros ecosistemas, pues hacen una simbiosis positiva que ayudan a la comunicación de agua y de diferentes nutrientes que colaboran con el ciclo de la fertilidad natural de los suelos”. 

 

El equilibrio

Buscar el equilibrio que requiere nuestro mundo es responsabilidad de todos, no lo olvidemos cuando seleccionemos qué vino tomar. Preguntándonos qué mundo vamos a dejar a las generaciones que siguen, y si con las decisiones que tomamos, incluyendo al vino, haremos de este mundo un mundo mejor. 

Que el sabor no solo sea lo que influye cuando decides que vino tomar. La decisión de los vinos que consumimos habla de nuestra personalidad y forma de estar en la vida. Por lo que te invito a que reflexiones a la hora de elegir un vino, ya no solo el tipo, estilo, valle, ya que las pequeñas/grandes decisiones de cada uno de nosotros sumadas harán un cambio, un cambio ambiental que es urgente, por lo que tu decisión sí que cuenta. 

 

* Unión entre Château Cheval Blanc, premier grand cru classé «A» de Saint Emilion, Burdeos, y Terrazas de Los Andes, un pionero de la elaboración de vinos de altura en climas frescos de la Argentina.

Espera un momento…

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