Por Ana Laura Martínez

 Ritos y tradiciones envuelven la Semana Santa que es precedida por el tiempo de Cuaresma, este tiempo que invita a la reflexión y a cocinar lo propio de esta época. 

La palabra capirotada deriva de capirote, que viene del latín cappa “capucha”, y es el nombre con el que se conoce a los gorros puntiagudos en forma de cónica, tal cual un cucurucho, que usan ciertos personajes como los penitentes, cofrades o sacerdotes  en las procesiones de Semana Santa. Estos gorros se cubren de telas y complementan el hábito que forma parte de la vestimenta en estas fechas.

Así que cuando hablamos de “capirotada” estamos hablando de un postre propio de estas fechas de Semana Santa. Y pudiendo comer capirotada todo el año, nos reservamos a que llegue el momento en el calendario para prepararla y degustarla por tradición que es esencialmente religiosa, pero marcada en los calendarios.

 

Sus elementos

El pan, que generalmente era “viejo”, hace referencia al cuerpo de Cristo, la miel de piloncillo sería la sangre de Cristo, la canela podría ser madera de la cruz donde se crucificó a Jesús, y los clavos con que se le crucificó serían las especias, como el clavo, están presentes.

El queso que se usa en muchas de las recetas puede ser el símbolo de la manta blanca con la que se cubrió a Jesús en la sepultura. Sin embargo, al menos en la Iglesia Católica no existe una versión oficial respecto a la relación del postre y su connotación religiosa.

Entonces, la capirotada es similar a un budín de pan en términos generales, aunque hay tantas versiones como familias que la preparan.

Si bien, de acuerdo con algunas fuentes, el origen se remonta a la Antigua Roma, dicen que llegó a la Nueva España de España y seguramente con una evolución muy distinta a la original.

En el año 1611, en el libro “Arte de Cocina, Pastelería, Bizcochería y Conservería” ya se incluye una “sopa de capirotada”, en donde en vez del pan tostado, se hacía con torrejas hechas con miel y queso rallado entre las capas.

Este platillo que tiene esa carga simbólica es sencillo de preparar, por lo que te animo a que lo prepares en familia.

La receta que les comparto es de origen michoacano, y lleva tomate o jitomate que a algunas personas les resulta curioso, pero es así la tradición.

 

Diferentes preparaciones

Aquellas preparaciones que son de temporada, de fiesta o solo se sirven en ciertas festividades, las hacen especiales como es el caso de la capirotada, que es típica de Semana Santa.

Y aunque fue un platillo traído por los españoles, al analizar los ingredientes surge el jitomate que es de origen prehispánico, así que este ensamblaje de sabores lo hace muy mexicano.

Hay quien ha sustituido el jarabe de piloncillo por una salsa de vainilla, le han adicionado nueces, y es que la cultura alimentaria sigue viva y es dinámica.

La capirotada de leche estilo Jalisco, la de frutas sinaloense o la sonorense que es un platillo completo, nos hablan de la diversidad y riqueza de nuestras cocinas regionales.

En definitiva, son muy diferentes  preparaciones, cuyo común denominador es la fecha en que se preparan y consumen, así que sea la que acostumbren en tu familia, que no falte en este tiempo de Cuaresma compartir en familia, preparando la rica capirotada.

Capirotada

Ingredientes

  1. 7 piezas de bolillos secos           
  2. 500 gramos a 1 kilogramo, según se desee dulzor, de piloncillo o panela                          
  3. 2 rajas de canela                                                      
  4. 1 tomate o jitomate                    
  5. 1 taza de agua                                            
  6. 1 clavo de olor               
  7. 1 taza de pasitas                                                      
  8. 1 taza de cacahuates tostados                
  9. Media taza de queso Cotija rallado                      

 

Preparación

  • El bolillo debe estar seco y troceado, si no cortarlo y secarlo, tostándolos en un comal.
  • Cortar el jitomate a la mitad.
  • Tostar las especias en una sartén, agregar el jitomate, el piloncillo y el agua, y llevarlo a ebullición, hasta formar una miel.
  • En un recipiente, colocar el pan y cubrir el fondo del mismo. Verter la miel de piloncillo, agregar las pasitas, el queso y los cacahuates.

 

Espera un momento…

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