Por David Sotelo Felix*

 Admítelo. Estar en una relación de pareja le resta cierto grado de libertad a tu vida y persona, pues no es lo mismo ser completamente soltero y sin compromisos que saberte parte de un binomio que pretende compartir la vida. Tener una relación de pareja funcional significa, entre otras cosas, que existen un mínimo de acuerdos y coordinación constante que permite la fluidez complementaria de las acciones de ambos. Pero ¿qué lugar tendrá en todo esto querer controlar a la pareja? ¿Qué nos lleva a querer saberlo todo, todo el tiempo sobre lo que piensa, siente y quiere nuestra pareja? ¿Querer/demandar saber dónde se encuentra en todo momento y con quién? ¿Cuáles son las consecuencias en la relación y qué podremos hacer para evitar “asfixiar” o ser “asfixiado” por nuestra pareja? Si te reconoces con una fuerte tendencia a dominar y controlar en tu relación, harás bien en tomar con seriedad las siguientes 5 sugerencias para que puedas lograr superar esta disposición tan perniciosa.

 

  • DEJA DE ALIMENTAR LA FANTASÍA

Deja de alimentar la fantasía de que podrás saberlo todo, y, con ello, podrás evitar todo peligro y mal resultado. Las personas con fuertes tendencias al control no lo hacen por malditas o por querer hacernos sufrir. Generalmente lo que pretenden con su hipervigilancia es prevenir todo mal, Ya sea para su pareja o para ellos mismos. Esto, por supuesto, es imposible pues la vida es tan compleja en la enorme variedad de posibles resultados que apenas siendo Dios Todopoderoso se podría aspirar a la omnisciencia y omnipotencia.

  • DEJA DE QUERER IMPONER TU VERSIÓN DE LA VERDAD

Deja de querer imponer tu versión de la verdad y de cómo “deben” ser las cosas y la gente (incluyendo tu pareja). La persona controladora tiene una gran energía y fervor porque las cosas se hagan a su manera. Se verá sumamente dominante y no habrá argumento u opción mejor que la que él o ella proponga. Se le dificulta distinguir entre lo que resulta mejor para él o ella y que su pareja podrá tener otra idea, igual, mejor o simplemente diferente a la suya. Esto lleva a la persona controladora a verse un tanto rígida y cerrada para siquiera considerar opciones distintas a las suyas, complicando incluso la discusión ya no digamos la negociación y flexibilidad requerida para llegar a conclusiones satisfactorias para ambos.

  • DEJA DE REBELARTE

Deja de rebelarte contra la incertidumbre de la vida. En el fondo de todo trastorno de ansiedad se encuentra esta lucha por querer resolver la incertidumbre de la vida misma. En la situación de pareja se podrá manifestar como la inseguridad y los celos ante la posibilidad de que nos puedan ser infieles o que, incluso, nos abandonen. Termina convirtiéndose esta probabilidad en casi una certeza con la que nos torturamos. No importa que no haya verdaderas señales de que sea inminente un engaño o terminación de la relación.

  • EL ÚNICO RESPONSABLE

Deja de verte a ti mismo(a) como el responsable único de la relación. Creerte el único adulto en la relación, el padre o madre de tu pareja, el superior y el subordinado. Partir de una visión en la que existe una jerarquía echa por tierra cualquier esperanza de verdadera equidad y corresponsabilidad en la relación. Esto lleva a su vez a asumir un papel de control en la que tu chamba es “hacer funcionar” la relación, en la que tú terminas disponiendo y determinando qué sucederá en sus vidas. El voto de calidad y la última palabra la terminas teniendo tú, o al menos eso es lo que pretendes. Sin percatarte, terminas esperando obediencia de tu pareja. Lógico, ¿pues no es eso lo que deben mostrar los hijos a sus padres, los soldados a sus capitanes y los subordinados a sus jefes?

  • DEJA DE CONCEPTUALIZAR LA RELACIÓN

Deja de conceptualizar la relación de pareja como un asunto de propiedad. En lugar de afirmar que “tienes” una pareja, considérate como parte de una relación. Es decir, es más un asunto de estar en una relación que “tenerla”, esto a su vez te ayudará a evitar cosificar a tu pareja, optando por relacionarte con un igual que tiene a su vez su propia personalidad, formación, aspiraciones y manera de ser. Una sana relación de pareja trata más de llegar a acuerdos que el luchar por imponer y ser obedecido.

No me queda más que yo admitirte algo también: es más fácil para mi redactar y para ti leer y comprender estas ideas que el ponerlas consistentemente en práctica. Si notas en ti o en tu pareja una desproporcional tendencia al control quizá sea momento de considerar terapia. Antes de que sea demasiado tarde para tu relación. Dejar de querer capturar el océano entero con las palmas de tus manos trae paz y un disfrute que no se puede gozar sin esa rendición. Deseándote como siempre, lo mejor.

 

*El autor es psicoterapeuta de parejas y adultos en su consulta privada.

 

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