Quien originó el concepto de “niño interior” fue el psicólogo americano Carl Rogers, quien creía que cada individuo tiene un «yo auténtico», una parte de sí mismo que es sincera y auténtica

Por Maru Lozano

Si pensamos en los niños que van a jugar, todo se involucra: la emoción, la participación, risas, negociación, de repente enojo, lágrimas, tantita soledad y, luego, de nuevo a tomarse de la mano y jugar otra vez.

Para nosotras como mujeres adultas que acumulamos experiencias, sacar a nuestra niña interior a jugar se volverá ¡sanador!  Te invito a buscarla, ya que ella es la parte más sensible y vulnerable de tu “yo”.

Hay tres ingredientes principales: Autoconfianza, autoestima y capacidad de vivir en el presente.  Cuando la contactes, ten la confianza de que tú -ahora con la potencia de adulto que tienes- podrás verla, entenderla, abrazarla e integrarla a ti.

Para darle herramientas de autoestima a tu niña interior, dile que se trata de que ella haga las cosas, de que sea ella quien viva las experiencias, pero como ahora ya creció, tú le vas a dar ese espacio, tiempo y todo lo que requiere para llevar a cabo sus anhelos.

Recuérdale siempre que hay tiempos que ya pasaron, personas que ya se fueron, que aquí se trata de vivir el “aquí y ahora” para sanar aquellos asuntitos inconclusos, para reintegrar las creencias que le inculcaron y que ya no encajan en su vida y que no piense tanto en el futuro; su futuro es “hoy”.

 

El niño interior

Quien originó el concepto de “niño interior” fue el psicólogo americano Carl Rogers, quien creía que cada individuo tiene un «yo auténtico», una parte de sí mismo que es sincera y auténtica. Sin embargo, a lo largo de la vida, este yo auténtico puede ser suprimido o distorsionado por las experiencias negativas y las relaciones tóxicas. El niño interior, por lo tanto, puede ser alegre, optimista y sensible, o por el contrario, irascible, malgeniado y temeroso.

Hay muchas ventajas al contactar a nuestra niña interior.

  • ¡Sanas emocionalmente!

Enfrentar esas heridas del pasado comprendiendo tanto ahora que ya creciste, te abre el espiral de desarrollo de una manera infinita.

  • ¡Te conoces profundamente!  

Es que al conectar con tu niña, conoces aspectos de tu personalidad que quizá tenías olvidados.  Dedica unos minutos al día a recordar edades, juegos, lugares, amigos, familia y todo lo que puedas que te haya sacado esa sonrisa, recuerda vívidamente ese juguete, esa galleta, ese álbum…

  • ¡Te da seguridad!  

Es que al apapachar a tu niña interior, te das cuenta que vas segura a una visión positiva de tí misma.

  • ¡Te vuelves más empática!  

Primero, contigo misma y, por ende, con los demás.  Esa conexión emocional repara todo y a todos.

  • ¡Afrontas traumas pasados!  

Como ya eres grande y solo vas a acompañar a tu niña interior, será facilísimo afrontar los traumas, liberar emociones reprimidas y así superar experiencias dolorosas.

  • ¡Surge tu creatividad y espontaneidad! 

Al sacar a tu niña a jugar, desbloqueas y te das permiso de hacer y ser lo que quieras.

  • ¡Te vuelves responsable! 

Es que sanar es responsabilidad tuya.  Reflexiona con ella. Hay un adulto a cargo de cada niño y eres tú la que está a cargo de ella, recuérdalo diario.

  • ¡Te vuelves más compasiva!  

Es que todo lo que somos hoy día, es un reflejo de ese trabajo hecho o no hecho aun con nuestra infancia.  Esa niña siempre estará ahí esperando para ser sanada.  Una vez contactada, también ¡sácala a jugar!  Ser niña siendo adulta es una recarga de energía increíble.        

¿Sabes lo que obtienes al lograr cada día algo en tu interior?  Obtienes la llave maestra ¡que te da acceso a todo!

 

La metáfora de la niña interior

La metáfora de la niña  interior se refiere a la parte de nosotros que alberga todos los traumas del apego, las necesidades emocionales insatisfechas. Cuando algunas de nuestras heridas se despiertan, nuestro niña interior se activa e intenta recuperar la sensación de seguridad perdida de cualquier forma posible. 

Pero la niña que hay en nosotros también recoge muchas partes positivas, como la espontaneidad, el disfrute, el placer, el juego, la diversión. ¡Sácala a jugar! Te aseguro que no peligra ni tu autoridad, ni tu rol actual.

 

Espera un momento…

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