La edad y generación a la que pertenecemos no debe convertirse en una prisión autolimitante de la cual no “debemos” salir. Así como hay jóvenes que se sienten atraídos y gustan de épocas, actividades y relaciones con personas mayores, también es válido que disfrutemos de personas, grupos y aficiones de edades más jóvenes que la propia
Por David Sotelo Felix*
“¡Viejo ridículo!” Afirmación condenatoria que suele esperarse ante la muchas veces patética escena de un varón pasados sus 40 abriles, queriéndose aun creer un jovenzuelo. Ya sea por su indumentaria, peinado y accesorios, su flamante auto o motocicleta, y preferiblemente adornando su brazo con la compañía de una jovencita a la que podría llevarle 20 o más años. Y seamos equitativos por favor, Igual hay mujeres que también le han declarado la guerra a la edad y podemos observarlas queriendo permanecer en la eterna juventud.
Con infinidad de bromas y memes al respecto, tendemos a descalificarlos y considerar que simplemente son hombres y mujeres que no maduraron y que deberían ubicarse en su realidad. ¿Pero será eso todo? ¿Este fenómeno será solo desubicación e inmadurez emocional o podrá ser algo más serio y complejo?
La crisis de la mediana edad
Puede sucederle a hombres y mujeres, entre los 40 y 60 años aproximadamente. Se caracteriza como una dificultad con la identidad y seguridad en sí mismos. Se da cuando nos detenemos en el camino a ver dónde nos encontramos y surge una significativa insatisfacción de quizá no estar, en algún aspecto, donde supusimos que deberíamos estar a cierta edad. Se podrá dudar o lamentar decisiones de vida como pareja, profesión, hijos, uso de tiempo y dinero.
Síntomas frecuentes de una crisis de mediana edad (en hombres y mujeres):
- Sentirse triste o falto de confianza en sí mismo, especialmente después de un importante logro o cumpleaños significativos.
- Sentirse aburrido, pérdida de significado o propósito en la vida.
- Sentirse insatisfecho.
- Sentirse nostálgico.
- Pensar excesivamente en el pasado.
- Actuar impulsivamente.
- Sentimientos de remordimiento o pesar.
- Constantemente compararte con otros.
- En mujeres, estos sentimientos pueden empeorar si se presentan junto con la menopausia.
- En hombres, las emociones también pueden ser el tornarse más irritable y enojado.
La sufren una minoría
Hay que entender que no todas las personas experimentan la crisis de mediana edad. De hecho, las estadísticas tienden a indicar que es una minoría de la población. De cualquier manera, es signo de conciencia y saludable autocrítica el cuestionarse y admitir, en un momento dado, que algunas cosas no fueron logradas de acuerdo a las propias expectativas y que eso de ninguna manera nos demerita como seres humanos.
Otro componente comúnmente asociado a la crisis de mediana edad es la dificultad con aceptar la propia mortalidad. Como si con ese aferrarse a la juventud y sus formas pudiéramos, mágicamente, extender nuestras vidas, vigor y relevancia.
Ahora, esto de ninguna manera debe hacernos pensar que es indebido tener una actitud jovial, gustar y disfrutar de algunas actividades propias de generaciones más jóvenes o, incluso, portar modas y accesorios de actualidad (claro, cuidando que realmente luzcas bien en ellos y no provoques risa o lastima).
También podrán caber relaciones de amistad e, incluso, de pareja en las que haya cierta diferencia de edad, algunas funcionan y muy bien. .
Un conflicto interno
Hablar de una crisis de mediana edad es hablar de conflicto interno, confusión, frustración y lamentación. Podrá tener la máscara de gozo e intensidad, pero subyace un estado depresivo o de profunda insatisfacción y, muchas veces, sentimientos de fracaso. Pero de todo ese dolor y pena, pueden surgir cosas muy valiosas.
Suele decirse que crisis también significa oportunidad, y aquí también aplica. No, no puedes hacer que el reloj marche hacia atrás y que te permita revivir o corregir decisiones y acciones tomadas. Sí, lo más probable es que tu vida dure de 75 a 85 años, si bien te va. No puedes extenderlos a 150 o 300 años solo porque te vuelves a casar, tener más hijos, iniciar de nuevo en una nueva profesión o lugar. Igual vas a morir, como todos, pero quizá con ese auto cuestionamiento de un momento o etapa de crisis, a la mejor te ofrece la claridad de hacer algunas cosas diferentes, que te permitan mayor calidad, sino cantidad, de vida. ¿Y no es de eso de lo que se trata? ¿Calidad sobre cantidad?
*El autor es Psicólogo Clínico y terapeuta de adultos y parejas. Citas al 664 331 1070.