Las mujeres que somos mamás, también nos entregamos por completo al cuidado de nuestros bebés durante esa etapa de crianza. A veces, en ese proceso, podemos olvidarnos un poco de nosotras mismas o de quiénes éramos antes, pero lo importante es no olvidar que aunque pasamos por un periodo de  transformación profunda, seguimos siendo nosotras”

 

Por Alba Rodríguez

 

Sabias que los flamingos pierden temporalmente su color rosa durante la época de crianza porque la reproducción es un proceso intenso que requiere mucha energía y nutrientes, además de los cambios en su dieta y su metabolismo. Durante la incubación y la crianza de los polluelos, los flamingos tienden a comer menos y su ingesta de carotenoides (pigmentos que les dan su característico color rosa) disminuye. Como resultado, su plumaje se va desvaneciendo a medida que los nutrientes no se distribuyen de la misma forma. Sin embargo, una vez que las condiciones mejoran y las crías se vuelven independientes, las mamás flamencas suelen recuperar su color rosa original.

 

La sabiduría de la naturaleza

Cuando leí esto, me sorprendió y me llevó a pensar en la sabiduría de la naturaleza y en lo maravilloso que es el don de ser mamá. Me hizo ver cómo, al igual que las mamás flamingos, nosotras, las mujeres que somos mamás, también nos entregamos por completo al cuidado de nuestros bebés durante esa etapa de crianza. A veces, en ese proceso, podemos olvidarnos un poco de nosotras mismas o de quiénes éramos antes, pero lo importante es no olvidar que aunque pasamos por un periodo de  transformación profunda, seguimos siendo nosotras. Aunque sabemos que ser mamá es un rol que forma parte de una para siempre, y aunque pueda ser desafiante la etapa de adaptación a esta nueva realidad es eso: una etapa, un momento. Por eso, es tan valioso vivirlo con paciencia y con amor hacia lo que estamos viviendo y hacia nosotras mismas con una profunda admiración y agradecimiento por el milagro de dar vida.

 

Un merecido reconocimiento

Hoy escribo para hacer un reconocimiento a la hermosa labor de ser mamá y, al mismo tiempo, quiero recordarte lo importante que es equilibrar el rol de madre y persona. En este hermoso camino de la maternidad no te olvides de ti. Recuerda que uno de los avisos cuando viajamos en avión es que, en caso de una despresurización si viajas acompañado de un niño, la instrucción es colocarte primero tu (adulto) la máscara de oxígeno y después al menor.

Pensaríamos que podría ser al revés, pero no. Tu como adulto tienes que estar bien para poder ayudar al menor. Porque si tú no estás bien, quién les va a ayudar a ellos.

Disfruta y goza con amor, alegría y agradecimiento este hermoso camino de ser mamá , pero al mismo tiempo, no dejes de reconocerte a ti misma.

 

Ideas para disfrutar las etapas

Aquí te comparto 4 ideas de como hacerlo:

  1. Sé paciente contigo misma. Criar a los hijos puede ser un desafío y nadie tiene todas las respuestas. Recuerda que estás aprendiendo junto a ellos. Confía en tu propia sabiduría, esa con la que todas contamos y que nos llega directamente de Dios, quien siempre nos acompaña.
  2. Háblate y háblales con amor. La forma en la que le hablas a tus hijos se convierte en la voz con la que se hablarán a sí mismos cuando crezcan. Usa palabras que construyan, empezando por cómo te hablas a ti, qué te dices de tu cuerpo, de tu manera de criar. Observa tus palabras.
  3. Permítete entrar con curiosidad al relacionarte con tus hijos. Observa sin juicio, haz preguntas, conócelos cada día como si fueran un pequeño misterio por descubrir. Ellos también te están mostrando el mundo desde sus ojos.
  4. Y no te olvides de agradecer: agradece todos los momentos, porque todos te están formando como mamá. Abre el corazón para reconocer lo valioso que hay, incluso en los días desafiantes.

     

    Una anécdota con mi hijo

    Al despedirme de mi hijo Alejandro, que se quedaría a dormir una noche en su escuela junto con sus compañeros de pre primaria como actividad de fin de curso, después de darle la bendición y poniéndome a su altura le dije: “antes de dormirme, te voy a mandar todos los besitos que tengo guardados para ti. Mañana me dices si te llegaron todos.”  Mi hijo que en ese entonces tenía 7 años, abriendo sus ojitos me dijo: “ma, pero que y si tus besitos le llegan a otro niño?” Y volteamos los dos a ver todas las camitas que estaban tendidas juntas dentro de una casa de campaña. Sorprendida le dije: Alex, los besitos que mandamos las mamás se van directito con sus hijitos, no se van con otros que no lo son. Los besitos de mamá llegan solo a sus hijitos” y muy tranquilo y con voz de alivio me dijo: “¡Ah! qué bueno ma”. Al día siguiente que pase por él, le pregunté: “¿Te llegaron todos mis besitos?” Y sonriendo con sus ojitos muy abiertos me dijo: “sí ma”.

    De esto hace ya casi 20 años y lo sigo recordando con mucha ternura y con mucho amor.

    Deseo que si tienes a tus hijos cerca, puedas disfrutarlos, mirarlos con amor y abrazarlos fuerte. Y si están lejos, que sientan el cariño y todos esos besos que les guardas con tanto amor y que se van directito a ellos cuando los envías.

    Un abrazo inmenso a todas las mamás en su día. Y para las que nos cuidan desde el cielo, enviamos besos cargados de amor y gratitud que me encanta pensar que también los besos de los hijos llegan directito a las mamás.

    !Feliz día mamá! Bendiciones. Recuerda tu grandeza

    Espera un momento…

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