Siempre hay otra oportunidad para crecer, mejorar, cambiar, pedir perdón y perdonar… la vida está llena de posibilidades cuando uno está dispuesto a encontrarlas.

Por Becky Krinsky 

Dar una segunda oportunidad es fundamental para poder aceptar que uno puede mejorar, pedir perdón y buscar una reconciliación, tanto en las relaciones interpersonales como en la comunidad, pero es aún más significativo cuando uno tiene el valor de darse una segunda oportunidad a uno mismo y poder ser mejor.

Una segunda oportunidad es un acto de responsabilidad y transformación personal. Entender y aceptar lo que uno u otros han hecho sin justificar, culpar o antagonizar y tratar de buscar la forma de poder reparar lo sucedido, con el compromiso de cambiar y mejorar, sin duda, es un símbolo de madurez y salud mental que beneficia a todos.

Una segunda oportunidad es una forma de conciliarse con uno mismo, con los otros y con el mundo, porque al darse o recibir una segunda oportunidad uno encuentra la forma de reparar y reconstruir aquello que se lastimó o está a punto de perderse.

 

Beneficios importantes de darse una segunda oportunidad

  1. Permiten que las personas aprendan de sus errores.
  2. Fomentan la compasión y la empatía y, por lo tanto, promueven la humildad y la sensibilidad.
  3. Facilitan la reparación de los errores importantes para restaurar el equilibrio y la justicia.
  4. Ayudan a crecer y mejorar la autoestima y fortalecen las relaciones personales.
  5. Cambian la dirección y la visión de las malas decisiones.

Es importante aclarar que hablar de segundas oportunidades aunque pareciera que uno está hablando de la “otra” persona, en realidad, se está otorgando a sí mismo la oportunidad de reconstruir, retomar o reorganizar lo que ha sucedido.

Una confusión común surge cuando en un problema se suscita un error y lo único que se trata hacer es encontrar a los presuntos culpables. Asegurando que la otra persona es completamente inocente y no tuvo nada que ver en el asunto. Como si él no cometió algún error, solo dejó que las cosas sucedieran y nunca se dio cuenta de lo que estaba pasando. 

Los errores no se hacen solos, ciertas veces uno puede provocar sin darse cuenta de lo que está haciendo.

En ocasiones la forma de actuar provoca silenciosamente a que otros actúen iniciando situaciones conflictivas. Por ejemplo, uno puede creer que es extremadamente bueno por ser permisivo, pero en realidad es ausente o indiferente. Puede ser dominante y agresivo pensando que “solo hace su deber” o permite que otros hagan lo que quieren porque desea ganarse el apruebo.

Las segundas oportunidades son para todos: los que agreden, los que se equivocan, los que se callan, los que no actúan y los que permiten que las cosas sucedan.

Cambiar la perspectiva, mirar a las situaciones con otro ángulo, dejar de relacionar puede cambiar la forma como uno se relaciona con el mundo, hay veces que las cosas se acomodan y la vida comienza a fluir, y la segunda oportunidad ofrece una nueva forma de relación efectiva y funcional.

 

La receta

Segundas oportunidades

Ingredientes:

Conciencia – responsabilidad personal de asumir las consecuencias.

Valor – fortaleza para reconocer los errores y quererlos solucionar.

Determinación – decisión propia con motivación y acciones que instauran el cambio.

Arrepentimiento – reconocer los daños y asumir la tarea de mejorarlos.

Empatía – poder ver el dolor, el error o los problemas con los ojos ajenos.

 

Afirmación personal para darse una segunda oportunidad

Tengo el valor y la disposición positiva para aceptar las cosas que no puedo cambiar, perdonar a los demás y a mí mismo(a) por los errores del pasado y buscar activamente una segunda oportunidad para crecer y alcanzar mis metas personales. Reconozco que la segunda oportunidad me la estoy dando a mi mismo porque todos tenemos el derecho para corregir nuestros errores, crecer y mejorar. Pido perdón y perdono para poder seguir adelante. Acepto con humildad el proceso de dar y recibir una segunda oportunidad.

 

 

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