Por Ana Laura Martínez

 

En el corazón de Tijuana, Baja California, Culinary Art School ha sido un faro de excelencia gastronómica durante 22 años. Pero su influencia no se limita a las aulas; se extiende a más de 34 países a través de un programa de prácticas de servicio social que ha transformado vidas y comunidades.

Para las y los estudiantes de Culinary Art  School, las prácticas de servicio social son mucho más que un requisito académico, son una oportunidad para expandir sus horizontes, desarrollar habilidades y marcar una diferencia en el mundo. Desde restaurantes con estrellas Michelin en Europa hasta comedores comunitarios en distintas ciudades de México y América Latina, los estudiantes han llevado su pasión por la gastronomía a rincones lejanos del planeta.

 

Experiencias que transforman

Imagina a una joven chef compartiendo sus conocimientos sobre cocina mexicana con niños en un orfanato de Colombia, o a otra colaborando con agricultores locales en algún pueblito perdido de Nayarit para promover prácticas sostenibles. Estas experiencias no solo enriquecen el currículum de las estudiantes, sino que también les brindan una perspectiva global y un sentido de responsabilidad social.

El programa de prácticas de servicio social de Culinary Art School va más allá de la cocina. Los estudiantes participan en proyectos que abordan problemas como la seguridad alimentaria, la nutrición y el desarrollo comunitario. A través de talleres, clases de cocina, proyectos de emprendimiento y demás proyectos sociales y laborales, empoderan a las personas para mejorar su calidad de vida.

 

Historias que inspiran

Valentina, por ejemplo, la embajadora de la cocina mexicana en España: ella trabajó en un

restaurante local, donde fusionó sabores mexicanos y españoles para crear platos innovadores. También impartió clases de cocina a mujeres locales, ayudándolas a generar ingresos y mejorar su autoestima.

Sofía, la defensora de la alimentación sostenible en Perú: ella colaboró con una organización que promueve la agricultura orgánica y el consumo responsable. Aprendió sobre técnicas ancestrales de cultivo y compartió sus conocimientos con comunidades rurales, contribuyendo a la seguridad alimentaria y la conservación del medio ambiente.

Isabella, la chef que llevó esperanza a Brasil: trabajó en un comedor comunitario en Brasil, donde preparó comidas nutritivas para niños y familias de bajos recursos. También capacitó a mujeres locales en técnicas de cocina y gestión de alimentos, empoderándolas para crear sus propios negocios.

 

Un legado de servicio y excelencia

A lo largo de 22 años, Culinary Art School ha formado a generaciones de chefs que no solo son talentosos en la cocina, sino también comprometidos con el bienestar de la sociedad. Su programa de prácticas de servicio social es un testimonio de su visión: formar líderes gastronómicos que marquen una diferencia en el mundo.

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