“Habitarnos es aprender a quedarse dentro de uno mismo sin pedir permiso. No es habitar un lugar, sino ocuparnos de nosotros mismos. Dejar de vivir en automático; atrevernos a cargar con lo que somos, incluso, lo incómodo, lo frágil, lo raro”

Por Rocelia Ramos

En medio de la vibrante escena cultural de la Ciudad de México, la artista Mabel  Estrella presentó su más reciente exposición: Habitarnos. Más que una propuesta  visual, es un manifiesto íntimo sobre la valentía de mostrarse tal cual somos, con nuestras luces y nuestras sombras.

Sentada frente a nosotros, Mabel habla con la misma honestidad que plasma en sus lienzos. Sus palabras fluyen como pinceladas que revelan el corazón de una obra que nace de la vulnerabilidad.

 

Mabel, ¿qué significa para ti Habitarnos?

“Habitarnos es aprender a quedarse dentro de uno mismo sin pedir permiso. No es habitar un lugar, sino ocuparnos de nosotros mismos. Dejar de vivir en automático; atrevernos a cargar con lo que somos, incluso, lo incómodo, lo frágil, lo raro. Por eso la llamé así, porque fue la primera vez que decidí mostrarme sin máscaras.”

La artista confiesa que este proceso implicó desprenderse de capas aprendidas desde niña: “Tuve que soltar la máscara de la calma que siempre fingí, la de la niña buena que no incomoda, la de la fuerza que nunca se quiebra. Al pintarlas me di cuenta de que mi hipersensibilidad y mi caos no eran defectos, sino materia prima”.

 

¿Hubo alguna vivencia personal que detonara este proceso?

“Sentirme fuera de lugar casi toda mi vida. Nunca supe encajar porque sentía demasiado. Crecí leyendo emociones antes que intenciones, y eso me agotaba. Durante años lo vi como un error, hasta que entendí que era parte de mí. Ese reconocimiento fue el inicio de Habitarnos.”

En la sala, la figura femenina se repite en distintas formas. Preguntamos qué representa para ella. “Es todas y ninguna”. Es un espejo múltiple: mi propio reflejo y el de quienes viven entre vulnerabilidad y fuerza. No es una mujer idealizada, sino cruda, contradictoria y profundamente sensible.”

Los símbolos atraviesan su obra: caballos que representan la fuerza indomable,  máscaras de arcilla fragmentadas como metáfora de todas las versiones inventadas  para encajar. “Romperlas fue aceptar que ninguna me define del todo. Incluso en  los pedazos hay verdad”.

 

¿Qué deseas que sienta el público frente a tus piezas?

“Que se reconozca. Que se permita verse vulnerable y, aunque sea un instante,

entienda que no está solo. Lo más crudo y real del ser humano suele verse como debilidad, pero en realidad es fuerza”.

Su obra, confiesa, es tanto refugio personal como espejo colectivo. Uno de los  momentos más conmovedores lo recuerda con emoción: “Una persona me dijo: nunca había visto en palabras y colores lo que siempre sentí, pero no sabía cómo  decir. Ese instante me confirmó que exponer era también compartir refugio.”

Antes de despedirnos, le pedimos que nos diga qué aprendizaje le dejó esta exposición.

“Que mostrarme vulnerable no me hace menos fuerte. Que la  valentía no es callar ni aguantar, sino atreverme a estar. Que mi hipersensibilidad  es raíz de mi fuerza, y que lo que escondemos también merece ser visto.”

Con Habitarnos, Mabel Estrella nos recuerda que el arte es un espejo que  incomoda, revela y acompaña. Pero, sobre todo, que aprender a habitarnos a  nosotros mismos es el acto más poderoso de libertad.

¡Cuántas máscaras usas tú, para habitar tu mundo!

Espera un momento…

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