
La autora de “A través de mis ojos. Mi vida antes y después de Leo” nos comparte su experiencia y los aprendizajes que la han llevado a encontrar la paz interior luego de que su hijo perdiera la batalla contra el cáncer
Por Mónica Márquez
En un viaje de fe, amor y resiliencia, Karina Rodríguez Velasco nos comparte su historia de superación y esperanza en su libro “A través de mis ojos. Mi vida antes y después de Leo”’. Con sinceridad y vulnerabilidad, nos abre las puertas de su alma, compartiendo su experiencia y los aprendizajes que la han llevado a encontrar la paz interior luego de que su hijo Leo perdiera la batalla contra el cáncer.
Vivir esta experiencia y pasar todo este doloroso proceso fue lo que la motivó a compartir su historia en 169 páginas en las que relata desde el día uno del diagnóstico hasta que Leo trascendió.
“La enfermedad y la muerte de mi hijo Leo son una parte de mi vida que me marcó, que hace que todo sea un antes y un después, y que ha desencadenado en mí cambios en la manera de ver la vida y entender la muerte, y, sobre todo, me ha enseñado a dar perspectiva sobre el orden y la prioridad que le doy a las cosas y a las personas”, expuso Karina, quien es originaria de Mexicali, pero reside en esta ciudad junto a su esposo Pablo González y sus hijos Pablo de 13 años y Salvador de 5.
Empieza la lucha
Su vida transcurría con normalidad, Karina se dedicaba a cuidar de sus hijos Pablo y Leo, sin imaginarse lo que estaba por venir. “De un día a otro, cuando Leo tenía un año y medio amaneció con un ojito chueco, lo llevamos al oftalmólogo y nos dijeron que iba a necesitar lentes, pero en una semana se fue yendo para abajo. Al final terminamos con un diagnóstico de un neuroblastoma. Fue una situación muy difícil porque cuando se lo detectaron, Leo estaba totalmente invadido de cáncer, 28 tumores en todo su cuerpo, en la sangre y en los huesos. Nunca nos imaginamos algo así porque no había presentado ningún síntoma antes, hacía una semana era una niño normal que jugaba y corría”, recordó.
Pese a la situación tan complicada de Leo y de las escasas esperanzas de sobrevida, solo el 1%, que les daban los médicos de Fundación Castro Limón, Leo luchó incansablemente y salió de su primer tratamiento libre de cáncer.
“El siguiente paso fue el trasplante de médula ósea para evitar una recaída, porque su cáncer era uno de los más agresivos. Vivimos el proceso en Guadalajara, salimos bien librados de ahí sin complicaciones”.
A partir de aquí, Leó se mantuvo un año libre de cáncer, disfrutando al máximo cada día, haciendo cosas que hacen los niños de su edad, especialmente festejar sus 3 años con una gran fiesta, relató, hasta que al año siguiente tuvo una recaída, pasó por diversos tratamientos que parecían esperanzadores; mientras tanto, Karina quedó embarazada, nació Salvador y lamentablemente a los nueve días de su nacimiento murió Leo.
Un viaje íntimo
“Empecé a escribir a los dos años que falleció Leo, que fue cuando realmente me llegó el duelo porque con un bebé en casa había que seguir adelante. Entré a quirófano por una cirugía de cervicales, tuve que estar en reposo y me llegó esta necesidad de sacar todo y lo que se me ocurrió fue agarrar la computadora y escribir, sin la intención de hacer un libro”, mencionó Karina, quien es comunicóloga.
Cuando el doctor la dio de alta, Karina cerró su computadora y siguió su vida normal; al poco tiempo, le habló su editor con el que previamente había participado con un ensayo en la compilación Difícil Ser Madre, para invitarla a un taller de redacción de un libro, situación que le permitió abrir de nuevo su computadora y darle forma a lo que hoy es su obra literaria “A través de mis ojos. Antes y después de Leo”.
“Escribir ese libro me ayudó a reconocer todas las heridas que tenía guardadas y que no sabía, como el enojo y la soledad. Aquí hablo de cómo la vida de las personas que estamos en una situación así se queda en pausa, mientras la vida allá afuera sigue su curso y tú estás encerrada en un cuarto de hospital cuidando a un ser querido”, compartió.
Un viaje íntimo
Definitivamente, todo este doloroso proceso, la escritora lo relata en un lenguaje sencillo, brindándole al lector un viaje íntimo y personal que explora temas como la fe y la espiritualidad en momentos de crisis, el amor incondicional de una madre por su hijo, la resiliencia y la superación en la adversidad, el duelo y el proceso de sanación.
A través de sus palabras, Karina Rodríguez nos ofrece una mirada profunda y sincera a su experiencia, compartiendo momentos de alegría, tristeza y reflexión, esto con el objetivo de compartir ese lado desconocido para quienes no han vivido un proceso así.
“Comparto todo mi proceso para que las personas tengan un poquito de empatía con quienes están viviendo algo así y puedan ayudar con un plato de albóndigas, apoyando a los otros hijos llevándolos al cine o hacer una visita inesperada en el hospital. También porque es importante normalizar hablar de estos temas y que las personas sepan que pueden hablar y preguntar, lo que más se necesita en un proceso de duelo es sentir que tenemos la oportunidad de ser vulnerables y expresar lo que sentimos.
“Leo vivió estos poquitos años feliz, y la gran satisfacción que nos queda es que no dejamos nada pendiente por hacer, que fue un niño feliz. aprendí a vivir cada día sin estar pensando que mi hijo se podía morir”, expresó Karina quien la vida le ha enseñado a vivir solo por hoy al máximo.
EN BREVE…
Artículo indispensable: El celular
Música favorita: Pop en español
Mayor debilidad: Ser controladora
Mayor fortaleza: Ser resiliente
Frase favorita: “Cada quien está donde quiere estar”