Este pan de Sinaloa, especialidad de la región norte del estado, como de Guasave hacia arriba mas no exclusivo, también se puede encontrar a orilla de la carretera, en rancherías y nos cuentan que en Carboneras, que es una sindicatura del municipio de Culiacán.

Por Ana Laura Martínez

No hay quien se resista y se deje atrapar por el olor de un delicioso pan recién horneado, ya sea dulce o salado, porque es así como los conocemos.

Para que podamos concebir el pan, es necesario que el hombre haya descubierto el fuego -por supuesto- y con ello, la posibilidad de cocinar sus alimentos, así como el conocimiento del primer molino que seguramente fueron dos piedras.

Los primeros panes habrán sido apenas una mezcla de granos molidos y agua y la acción de las maravillosas levaduras del ambiente, para luego llevar esa masa a cocción en alguna piedra caliente a manera de comal, al rescoldo o en algún  horno primitivo. Hay que imaginar un poco y que además muy probablemente las primeras en hacer pan fueron las mujeres.

 

El simbolismo

El pan, desde entonces, ha acompañado a la humanidad también cargado de simbolismos, como el mismísimo cuerpo de Jesús en el catolicismo, o el pan de muerto presente en las ofrendas a los difuntos. La importancia del pan como alimento espiritual fue uno de los motivos fundamentales para prodigar de trigales tierras mexicanas.

Así que trigo y creatividad mexicana dieron lugar a la basta expresión de formas y recetas de panes a lo largo y ancho de nuestro país.  Cada cual tiene sus favoritos: birotes, de masa madre,  baguets,  croissants,  donas, puerquitos, conchas, condes, sacristanes, piedras, puchas, campechanas, ojos de buey, ojos de pancha, orejas, palmeras, garibaldis, gusanos, roscas, bisquets, polvorones, empanadas, teleras, piojosas, cemitas, presumidas, volcanes, rejas, camelias, mantecadas, taquitos de piña, pambazos, cocoles, barras, trenzas, cuernos, flores, gendarmes, condes, corbatines, chilindrinas, besos… y la lista es interminable.

Igualmente, los conocemos por origen: pan de Zacatlán, muéganos de Tehuacán y Huamantla, picones de Guadalajara, ladrillos de Aguascalientes, coyotas de Sonora, bicicletas y chorreadas de Hidalgo, pan de Chilapa y no podría faltar el pan de mujer de Sinaloa.

 

Un delicioso mestizaje

La cocina de Sinaloa es un delicioso mestizaje culinario entre lo europeo, la influencia asiática y la de los pueblos originarios, en donde este encuentro de culturas y tradiciones da como resultado recetas como la del pan de mujer.

Este pan de Sinaloa, especialidad de la región norte del estado, como de Guasave hacia arriba mas no exclusivo, también se puede encontrar a orilla de la carretera, en rancherías y nos cuentan que en Carboneras, que es una sindicatura del municipio de Culiacán.

 

Pan de mujer

La receta que me dio una amiga sinaloense, es la siguiente:

1 kg  de harina de trigo                             

300 gr de azúcar                                                                    

30 gr de levadura                                                    

170 gr de manteca vegetal                                     

2 tazas de agua tibia                                                

1 pizca de sal                                                            

1 pieza de panocha                                                 

Y si ya viste que no lleva huevo, encontrarás la razón de  su nombre.

Preparación

  1. Disolver la levadura en el agua tibia (no caliente).
  2. Mezclar los polvos: harina, azúcar, sal y solamente 100 gramos de la manteca con las yemas de los dedos hasta obtener una masa arenosa.
  3. Agregar el agua tibia (en la que previamente se disolvió la levadura) poco a poco y amasar hasta que esté suave y elástica la masa y se despegue de las manos.
  4. Derretir 50 grs de manteca e ir incorporando a la masa anterior, amasar de nuevo.  
  5. Dividir la masa en cuatro y de ahí nuevamente en tres o cuatro partes, según desee el tamaño y bolear.
  6. Engrasar la charola de horno con el resto de la manteca 20 gramos y poner las bolitas en la charola a que eleven, en un lugar tibio y sin corrientes de aire, hasta que dupliquen su tamaño.
  7. Hornear a 350 C por 8 a 10 minutos.
  8. Sacar del horno y antes de que se enfríen los panes hay que ponerle el tono, y a éste se le va diluyendo azúcar en un poco de agua, y si gusta, también un chorrito de miel, y con una brocha se barniza uno por uno los panes, orgullo de Sinaloa y de México.

¡Y el pan de mujer estará listo ¡

Espera un momento…

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